lunes, 29 de octubre de 2012

Fragmentos de la novela


El libro no sólo es narrativo; cada capítulo viene pespunteado por un poema que anticipa o resume su tema, corroborando así que proviene de una fina pluma de narrador-poeta que canta y cuenta:
"Mírame ahora encerrada en tinieblas aunque parezca haber luz en las cosas. Mírame ya perdida porque no tengo tus manos sobre mis hombros. Mírame ya besando con amor a uno de tus verdugos".
Se cierra pues esta trilogía de guerras, viajes y amores, y, si algo le quedó faltando a Juan de Castellanos, que ella le sirva de colofón, que al fin y al cabo también es elegía e igualmente está llena de música porque, lo dijo Castellanos y lo suscribe Ospina: "Los hechos de aquellos tiempos no podían ser un cuento si a la vez no eran canto".

"Para Inés se afanaban las nodrizas indias, para Inés tejían los tejedores, para Inés traían las llamas los cántaros con leche de vaca y los bultos de maíz y de trigo, y ante Inés se inclinaban las filas de indios sujetos en las encomiendas. Veían en ella el poder de los nuevos amos que ahora sometían la cordillera, pero también la dignidad y la imagen de los poderes que se habían desplomado con los truenos de Cajamarca". Página 34
"En los gabinetes de España las indias son de papel y de fábula, pero otra cosa es hacer pesar la corona de diamantes y la corona de espinas sobre diez mil montañas resecas y largos litorales blanqueados por las aves marinas".







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