jueves, 25 de octubre de 2012
sonatas
La historia de los '24 Preludios para piano', de la renovación absoluta que significa 'Pelléas et Mélisande' en el Teatro Lírico, de la magia de los 'Nocturnos para Orquesta y voces femeninas', del resplandor sonoro del 'Cuarteto en Sol', con su constante evocación de temas modales y de antiguas urdimbres gregorianas, son bien sabidas. Pocas obras en el género de la canción han sido tan visionarias como la música para los 5 poemas de Baudelaire. Los '12 Estudios para piano' de 1915 tienen para el modernismo, el significado de 'El clave bien temperado' de Bach y de los 'Estudios' de Chopin. El propio Debussy afirmaba que 'El clave' era el pan nuestro de cada día, como decía Schumann y los 'Estudios' de Chopin el testamento siempre vivo y nuevo del romanticismo. Marcel Schneider, en su magistral estudio sobre Debussy, anota que en su amable retiro, cerca del bosque de Boulogne en París, el compositor preparaba una obra que desconcertó a muchos, pero maravilló a miles. Eran los 'Estudios', conjunto perfecto de imaginación tonal y de nuevo sentido de la forma, que podríamos llamar paradójicamente la disolución de los conceptos tradicionales. Debussy era un pianista admirable, conocía su instrumento y los presupuestos de la música del porvenir. Schneider advierte que ese amable retiro del Bosque, cambiaría en forma dramática con el advenimiento de la Primera Guerra y con la cruel enfermedad que llegaría a su crisis final en 1918. Sin embargo fue también el ambiente que vio el nacimiento de las 3 últimas sonatas.
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